domingo, 18 de septiembre de 2016

Alienda y cueye fuerza

Siento la tardanza en actualizar el blog pero ¡el despreocupado verano! Y que rápido pasa… Ya estamos aquí otra vez y si soy sincera creo que esta vez va a ser una entrada del todo egoísta, va a ser una entrada para mí. ¿Cuál es el motivo? Pues quizás la falta de esperanza en la profesión, en el sistema, en… ¡Frena!

Actualmente se vive una etapa de crisis social, económica y política, vivimos un retroceso social, donde las personas que se encontraban en situaciones de riesgo social o la famosa clase media ven agudizarse su situación. Si prestáis atención veréis que todas las reformas o nuevas leyes de los últimos años han ido encaminadas a la disminución de derechos y ninguna a su construcción,  no creo que exista una crisis económica que pueda justificarlo; ya que si echamos la vista atrás la historia nos demuestra que los derechos sociales y políticos, han llevado siglos y mucho sufrimiento conseguirlos.

Y en este contexto me encuentro yo, tengo 24 años, acabé la carrera hace poco por lo que difícilmente poseo 24 años de experiencia laboral, tampoco tengo todo sobresalientes en mi expediente académico, ni curro ni becas de una carrera en la que para ser sincera creo no van del todo bien las cosas.
 ¡Se me olvidaba! También tengo un puñado de cursos y un máster por esto que llaman especialización, todo a través de títulos para acceder a un mercado laboral cada vez más restrictivo, si tu no mejoras, al final en términos relativos empeoras, un ejemplo claro de ello es que tú te encuentras en un teatro y todos se levantan de sus asientos, menos tú. Aunque no hayas modificado nada te encuentras peor que antes, además hay que tener en cuenta que no todos nacemos en el mismo palco del teatro. Un buen lío.

En esta incertidumbre muchas personas creen que me confundí al escoger Trabajo Social,  con suerte algún día seré una gestora administrativa bastante buena, al menos me alaban.
Pero creo que mi profesión va mucho más allá de la burocracia, digamos una posición puente, llena de posibilidades. Somos profesionales, también activistas, manejamos la burocracia y sufrimos por la injusticia del sistema.

En varios estudios hablan de innovación en el Trabajo Social, lo que se propone, y a lo que me sumo, para intentar cambiar esta situación es que las profesiones del ámbito social en su conjunto deben dejar de lado las rivalidades y buscar cauces de unión dentro del contexto de crisis, yo añadiría  otros agentes como el tercer sector o movimientos sociales… Para lograr un empoderamiento de la ciudadanía. Pero en mi opinión también se debe dar para irrumpir en la agenda política y transformar los propios Servicios Sociales para dar mayor libertad de acción a la profesión en su día a día, de este modo se conseguiría una mejor gestión de los servicios sin poner a las personas en la coyuntura de mantenerse fiel a la Administración que le contratara o a la comunidad para la que trabaja.   Es posible alcanzar una sociedad más igualitaria e inclusiva si nos mantenemos conscientes de que es imprescindible trabajar para y con todos sus componentes.

Por otra parte, el Trabajo Social en sus ramas grupal y comunitaria, que parece que están cobrando importancia en estos tiempos, también tiene una nueva vía en  la creación de formas de intervención y de transformación social distintas a las que ofrecen las administraciones,  aquí es donde estoy metiendo mi pequeña nariz de investigadora relacionándolo con los centros sociales autogestionados en barrios.  Las personas somos capaces de producir cambios. Curiosamente si retrocedemos hasta los orígenes del Trabajo Social en la Europa de la Revolución Industrial,  donde el Estado comienza a involucrarse en los problemas sociales, se dan  elementos de transformación y lucha social, como los de hoy en día por la vivienda, o el sufragismo de aquella época, alienándose el Trabajo Social con esta lucha. Quizás no es tanta innovación como creemos.

No hay que olvidar bajo ningún concepto que en un mundo equilibrado, en el que la justicia social fuese una máxima completamente válida y respetada, la acción reformadora del Trabajo Social como de otras disciplinas no existiría y desaparecer es el fin último de la profesión.
Así que por muy mal que esté el panorama, que lo está, creo que volvería a cometer ese error de elegir Trabajo Social. 

Stalwick  escribió “Una idea para cambiar el mundo debe, en primer lugar, cambiar la vida de la persona que la abriga”

2 comentarios:

  1. ¿Qué es la "justicia social"? ¿Es posible sin una justicia "personal" o "individual"? ¿Sería necesaria si existiese una justicia "personal" o "Individual"?

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  2. Como ocurre con otros conceptos la justicia social se toma para tantas aclaraciones que parece que su definición es difusa, yo la entiendo como una serie de derechos fundamentales de las personas, grupos y comunidades y que es el fundamento para crear la justicia legal que se aplica. Por otro lado todo sistema de derecho se fundamenta en un consenso social acerca de unos valores y principios jurídicos que intentan buscar una igualdad formal, por lo que la justicia individual quedaría en los propios valores de cada persona con la única limitación de esta justicia aceptada.

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