jueves, 1 de diciembre de 2016

Desaprendiendo

¡Hola de nuevo! Vuelvo por aquí sin muchas novedades, no me ha salido curro de trabajadora social ni me han dado ninguna beca de investigación… Pero sigo intentándolo pues la alternativa de dejarse vencer por la desesperanza aunque está en las puertas aún no entra.

Estas semanas he desempolvado mis apuntes de toda la carrera de Trabajo Social para poner los cimientos a mi buen amigo el marco teórico de la tesis. Si tuviera que describir este proceso diría: Desaprendiendo. 

Al entrar en la carrera con 18 años no entendía el pasado, el mundo comenzó cuando yo nací y creía que el trabajo social había estado siempre ahí y que continuaría estando para siempre, sin embargo hubo un momento en el que me di cuenta de que las cosas tienen historia, ideas y reglas establecidas en medio de una gran maraña, entre ellas el Trabajo Social. 

Tras leer varios apuntes creo que puedo decir que no tenía ninguna idea clara ¿Qué es el Trabajo Social? ¿Cuál es su objeto? ¿Sus fines? Se estudia la metodología de investigación social pero sin ninguna relación con la propia de la disciplina y los métodos por separado. Además se tocan estos temas vagamente, aún queda mucho por reflexionar y avanzar si queremos crear unos buenos cimientos para el Trabajo Social.


Una definición general y simple que da la gente al Trabajo Social es que se atiende a las personas con problemas.   Los medios de comunicación  han ayudado a esta valoración de la función del Trabajo Social que consiste en “normalizar” a la gente. ¿Os chirría algo cómo a mí?  El significado de normalizar está claro: Reducirse a una norma estándar.  Hay que tener en cuenta que el orden social domina a las personas,  nos condiciona para ser dirigidos y controlados y tiene éxito,  ya que  llegamos a participar activamente en nuestra propia dominación, no necesariamente de buena gana sino como algo que se da por supuesto. Es una característica inherente en nuestro tiempo,  ¿pero el trabajo social es una herramienta de dominación? Puede serlo, las ciencias sociales pueden funcionar para disciplinar y organizar a las personas, sirviendo a instituciones, actos y discursos que tienen el poder, ni la razón ni la ciencia son necesariamente progresistas.  Por ello, estamos entre un trabajo social que  ayuda a la gente para que se acomode al “status quo” como  lanzamos un desafío al mismo con el intento de provocar un cambio social; quizás me puedo atrever a decir que es parte de la naturaleza del Trabajo Social actual.

Sin embargo este debate pocas veces aparece en mis apuntes, para ser sincera pocos debates y pensamientos propios al margen aparecen. Y aquí comienza una breve reflexión personal sobre mis apuntes.

Los orígenes del trabajo social  no pueden ser comprendidos desde una narración cronológica lineal de los datos y las personalidades, copia y pega sin reflexión.  Esta historia ha de ser descubierta,  pero raro don es tener la capacidad de abrir la mente del alumnado.

Se enseña el método como único referente, probablemente el uso de él (artículo determinado masculino singular) no fuera algo gratuito, y lo que se transmitió, es que existía un método único y propio de la profesión, no había más que decir,  pero la educación  no puede basarse en instalar conocimientos, debe ser también escuela de vida,  en lo único en que la profesora aventaja al alumnado es que ella tiene que aprender mucho más todavía, pues tiene que saber despertar su curiosidad.

Subjetividad, creatividad, asombro, imaginación… son palabras desterradas de la acción social y de las clases por querer mantener un discurso científico y metodológicamente correcto, y no una narración inspirada en la vida, la ilusión y las utopías, pero por suerte la realidad social que nos empeñamos en clasificar  no responde a  hipótesis que deseamos verificar y demostrar. Con esto no quiero decir que la teoría no sea importante pues nuestros marcos teóricos construyen nuestra mirada, vemos lo que sabemos, sólo son eficaces mientras les pongamos buenas herramientas y seamos capaces de comprenderlos, no sólo de recitarlos.  Ciencia e imaginación juntas  nos permiten ver la complejidad de la vida, una vida donde los hechos están empapados por emociones. De algo estoy segura y es que no son suficientes los discursos académicos narrados (ya de por sí flojos)  para que se aprenda un trabajo social basado en la implicación y compromiso, se necesita reflexión ya de la propia definición. Las cuestiones de la práctica están conectadas con las cuestiones que se dan en las aulas.

Abrazar de nuevo teorías y ver con nuevos ojos la historia del Trabajo Social es algo que me está llevando esfuerzo pero que sin duda merece la pena,  producir conocimiento y también  práctica llevará a ese cambio en las estructuras de poder. No se logra el cambio sin interiorizarlo, sino atreviéndonos.

Si el alumnado experimenta que es posible a partir del intercambio con otras personas construir nuevas realidades alternativas interiorizará los conocimientos. Empatía, comprensión,  creatividad dejarán de ser palabras que se escriben en exámenes y comenzarán a tener vida ¿nos atrevemos? La comunidad espera la respuesta.



Diego nun conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, llevar a afayala.

Viaxaron al sur.

Ella, la mar, taba más allá de los altos médanos, esperando.

Cuando'l neñu y el so padre algamaron por fin aquellos cumes de sable, dempués d'enforma caminar, la mar españó ante los sos güeyos. Y foi tanta la inmensidá de la mar, y tantu la so reblaneda, que'l neñu quedó mudu de fermosura.

Y cuando por fin consiguió falar, tremeciendo, tatexando, pidió al so padre:

“¡Ayudar a mirar!”

—El Llibru de los Abrazos, Eduardo Galeano



Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.

Viajaron al sur.

Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.

Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.

Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:

“¡Ayúdame a mirar!”

—El Libro de los Abrazos, Eduardo Galeano

domingo, 18 de septiembre de 2016

Alienda y cueye fuerza

Siento la tardanza en actualizar el blog pero ¡el despreocupado verano! Y que rápido pasa… Ya estamos aquí otra vez y si soy sincera creo que esta vez va a ser una entrada del todo egoísta, va a ser una entrada para mí. ¿Cuál es el motivo? Pues quizás la falta de esperanza en la profesión, en el sistema, en… ¡Frena!

Actualmente se vive una etapa de crisis social, económica y política, vivimos un retroceso social, donde las personas que se encontraban en situaciones de riesgo social o la famosa clase media ven agudizarse su situación. Si prestáis atención veréis que todas las reformas o nuevas leyes de los últimos años han ido encaminadas a la disminución de derechos y ninguna a su construcción,  no creo que exista una crisis económica que pueda justificarlo; ya que si echamos la vista atrás la historia nos demuestra que los derechos sociales y políticos, han llevado siglos y mucho sufrimiento conseguirlos.

Y en este contexto me encuentro yo, tengo 24 años, acabé la carrera hace poco por lo que difícilmente poseo 24 años de experiencia laboral, tampoco tengo todo sobresalientes en mi expediente académico, ni curro ni becas de una carrera en la que para ser sincera creo no van del todo bien las cosas.
 ¡Se me olvidaba! También tengo un puñado de cursos y un máster por esto que llaman especialización, todo a través de títulos para acceder a un mercado laboral cada vez más restrictivo, si tu no mejoras, al final en términos relativos empeoras, un ejemplo claro de ello es que tú te encuentras en un teatro y todos se levantan de sus asientos, menos tú. Aunque no hayas modificado nada te encuentras peor que antes, además hay que tener en cuenta que no todos nacemos en el mismo palco del teatro. Un buen lío.

En esta incertidumbre muchas personas creen que me confundí al escoger Trabajo Social,  con suerte algún día seré una gestora administrativa bastante buena, al menos me alaban.
Pero creo que mi profesión va mucho más allá de la burocracia, digamos una posición puente, llena de posibilidades. Somos profesionales, también activistas, manejamos la burocracia y sufrimos por la injusticia del sistema.

En varios estudios hablan de innovación en el Trabajo Social, lo que se propone, y a lo que me sumo, para intentar cambiar esta situación es que las profesiones del ámbito social en su conjunto deben dejar de lado las rivalidades y buscar cauces de unión dentro del contexto de crisis, yo añadiría  otros agentes como el tercer sector o movimientos sociales… Para lograr un empoderamiento de la ciudadanía. Pero en mi opinión también se debe dar para irrumpir en la agenda política y transformar los propios Servicios Sociales para dar mayor libertad de acción a la profesión en su día a día, de este modo se conseguiría una mejor gestión de los servicios sin poner a las personas en la coyuntura de mantenerse fiel a la Administración que le contratara o a la comunidad para la que trabaja.   Es posible alcanzar una sociedad más igualitaria e inclusiva si nos mantenemos conscientes de que es imprescindible trabajar para y con todos sus componentes.

Por otra parte, el Trabajo Social en sus ramas grupal y comunitaria, que parece que están cobrando importancia en estos tiempos, también tiene una nueva vía en  la creación de formas de intervención y de transformación social distintas a las que ofrecen las administraciones,  aquí es donde estoy metiendo mi pequeña nariz de investigadora relacionándolo con los centros sociales autogestionados en barrios.  Las personas somos capaces de producir cambios. Curiosamente si retrocedemos hasta los orígenes del Trabajo Social en la Europa de la Revolución Industrial,  donde el Estado comienza a involucrarse en los problemas sociales, se dan  elementos de transformación y lucha social, como los de hoy en día por la vivienda, o el sufragismo de aquella época, alienándose el Trabajo Social con esta lucha. Quizás no es tanta innovación como creemos.

No hay que olvidar bajo ningún concepto que en un mundo equilibrado, en el que la justicia social fuese una máxima completamente válida y respetada, la acción reformadora del Trabajo Social como de otras disciplinas no existiría y desaparecer es el fin último de la profesión.
Así que por muy mal que esté el panorama, que lo está, creo que volvería a cometer ese error de elegir Trabajo Social. 

Stalwick  escribió “Una idea para cambiar el mundo debe, en primer lugar, cambiar la vida de la persona que la abriga”

miércoles, 8 de junio de 2016

Trabajadora social, no hay camino se hace camino al andar

¿Damos una vuelta?

Esta simple pregunta a algunas personas os evocará a la niñez pasando horas en parques y plazas, puede que a otras al fin de semana pasado ya que hacia buen tiempo, pero decirme si alguien lo ha relacionado con el trabajo social.

Si la respuesta es no y una cara de extrañeza total espero que os guste mi explicación. Muchas veces cuando entramos en un nuevo puesto de trabajo,  para que me entendáis el puesto de trabajo es algo parecido al de prácticas o de becas pero cuentan que con un salario digno, derechos, obligaciones y un montón de elementos más que no me acabo de creer yo que existan. Volviendo al tema, ahí estás tú, con bolígrafos de tres colores, portafolios, preparada para comerte al mundo y… ¿Qué es lo primero que haces? Fichar tu entrada, claves en el ordenador, programas, saludar a la gente de dentro, colocar los portafolios, enviar en e-mail los objetivos de la intervención en el barrio a un “ente de arriba que dirige” etc. Sales del búnker en el descanso para el café y ya, nadie se fija que este reducto tiene nombre de servicios sociales comunitarios o al menos esa palabra tan bonita “comunitario” escrita.

¿Qué pasaría si cuando queremos conocer un barrio lo primero que hiciéramos fuera dar una vuelta por el barrio?


Hay grandes organismos que en el papel escriben que van a realizar trabajo social comunitario en un barrio, es decir, lograr el empoderamiento del barrio a través de la organización y acción  de dichas personas como protagonistas en el proceso; normalmente se encuentran en barrios periféricos y etiquetados de empobrecidos y sus habitantes  en exclusión social, para ello contratan una profesional y le construyen un despacho en medio del barrio.

 ¿Dónde está el problema? Una trabajadora social comunitaria solitaria en su despacho no nos sirve. No puede haber distancia con el propio barrio ya que no logrará la comprensión de los problemas, se necesita cultivar las relaciones, quizás así descubra que necesitan las personas realmente y no sólo poner parches establecidos por “los entes de arriba”

Se necesita conocer a la gente del barrio, porque sino cuando quiera intervenir sólo va a recibir lo que ha dado: indiferencia. El reto de construir conocimiento va de la mano al de construir relaciones y ambas se retroalimentan, la trabajadora social comunitaria tiene que estar en todos lados menos en el despacho. ¿Qué mejor manera de conocer gente que dar una vuelta?

Algo de primeras tan simple como dar una vuelta tiene muchos problemas, el primero que las delimitaciones institucionales no se corresponden con la gente, no se entiende lo mismo por barrio en las políticas que en la plaza. Además lanzo una pregunta un poco envenenada: ¿Quieren las instituciones que barrios clasificados como empobrecidos se organicen y esté en medio su trabajadora social comunitaria?

 Otro de los problemas es que para caminar por el barrio hay que salir de la zona de confort tanto personal como profesional, porque eres tú quien debe hablar y acudir a los espacios de los demás.  Es el momento de caminar calles, plazas, parques, asociaciones, bares…

El Trabajo Social gana cuando se practica con compromiso y en conjunto, hablando con personas de las necesidades del barrio pueden surgir nuevos proyectos, el propio proceso da posibilidades de acción que deben ser aprovechadas. Esta inmersión en la realidad del barrio que se produce con dar una vuelta y no tanto hablar con la gente, si no escucharla, utilizar la escucha activa, nos da nuevos conocimientos y nuevas visiones, creamos discursos de las personas protagonistas sobre sus realidades.

Quizás a alguien le entra dudas ¿yo no estaba investigando? ¿Qué hago dando vueltas a barrios? Pero es que la acción es una plataforma para la investigación y viceversa.

Dar una vuelta es algo sencillo que si la realizamos con tiempo y observación nos puede ser muy útil para entender la complejidad social del barrio. Además para el Trabajo Social creo que es primordial saber dónde va a intervenir y que problemas y posibilidades hay.

Por ello con esta entrada quiero deciros que caminéis y veáis los edificios, las plazas, los parques y la gente que está en ellas, los propios espacios hablan y explican como a ellos también les han quitado derechos, los han privatizado. Han añadido fronteras y muros invisibles cercando cualquier tipo de sociabilidad que no sea interesante, es decir, que no produzca dinero. A no ser que tu barrio esté considerado pobre que entonces lo que ocurre es que se le ha abandonado intencionadamente.

Trabayadora Social son les tos buelgues el camín y namás.
Trabayadora Social, nun hai camín fai camín al andar.


(Con permisu d'Antonio Machado)

lunes, 16 de mayo de 2016

¿Qué es eso del Trabajo Social? ¿Que ye eso del trabayu social?

Me pregunto cuantas personas se sienten identificadas si cuando digo que soy trabajadora social la pregunta que viene inmediatamente después es ¿Qué es eso del Trabajo Social? A estas alturas no puedo evitar entornar los ojos o resoplar para coger fuerzas y responder automáticamente una definición preciosa, pero no hace mucho tiempo, incluso hoy en día, yo también me hago esa pregunta.

Disculparme he empezado divagando, veréis, mi nombre es Aida, mis posibles etiquetas serían: mujer, joven, trabajadora social y estudiante.  

Volvamos a divagar, todo comenzó una preciosa mañana lluviosa en Asturias, tras quedarme a las puertas de alguna facultad por no tener nota suficiente e ir rotando por otras hasta caer aún no estoy segura de cómo en la presentación del grado en Trabajo Social, porque ya sabéis lo que dicen, perdón, decían que había que ir a la universidad.

Y para resumir del primer día pasamos al primer año en la carrera, en esta época había dos formatos de pregunta: ¿que era trabajo social? y ¿te gusta? eso tenía pinta de vocacional, ahora intento acordarme de una mini-yo viendo las asignaturas que tenía en primer curso: Historia, derecho, estadística, introducción a la política… Bueno todo ello eran temas que me gustaban, así que el curso estaba bien y estaba aprendiendo pero ¿quería ser trabajadora social? En segundo las asignaturas cambiaron: Historia II, derecho II…

Disculparme si soy muy crítica porque en todos estos años si es verdad que dentro de mis posibilidades me han amueblado la cabeza y a la vez soy una persona más triste porque entiendo el funcionamiento del mundo capitalista.

En tercero de carrera di Trabajo Social Comunitario, y aquí es donde aún sin saberlo iba a  comenzar mi andanza; vayamos por pasos primero acabé cuarto, ¿era Trabajadora Social? Sabía que tenía un título pero eso de insertarme en el mercado de trabajo me daba un poco de vértigo; sin embargo la crisis económica no me empoderó para ello, así que decidió por mí y me llevo de nuevo a las aulas en un máster y ahí apareció un gusanillo… La investigación. Hay que tener en cuenta que la investigación no sólo influye a su campo de estudio sino que por las connotaciones se convierte en un eje de reivindicación y lucha por una mejora de la sociedad. No creo en un conocimiento que no sea accesible para la población ni se traduzca en herramientas para lograr una mejora de la calidad de vida de la sociedad.

Creo que la profesión siempre se ha centrado en la intervención social dejando el campo académico a otras disciplinas, teniendo que sumergirse en teorías de otras ramas y del mismo modo centrándose en la atención individual y familiar dejando en tierra de nadie lo comunitario.  
Todo esto me preocupa porque en resumen no siempre se sabe quiénes somos exactamente o se sabe pero no se sabe cómo explicarlo a los demás.

La realidad social que está aconteciendo me lleva a una preocupación todavía mayor, si os fijáis bien,  se ha producido una disminución de derechos, no hay crisis económica que pueda justificar esto, o al menos no deberíamos dejar que fuese justificable, actualmente se vive una etapa de cambio, una tensión social donde la sociedad civil ha decidido tomar parte de las decisiones que atañen a la vida cotidiana.

En definitiva, el tema de mi doctorado me encontró a mí. Actualmente estoy realizando un doctorado y una ferviente búsqueda de empleo. Respecto a la investigación busco la relación que existe entre todos aquellos procesos comunitarios, construidos en barrios y autogestionados y el Trabajo Social.

Si habéis llegado hasta aquí quiero daros las gracias, muchas veces ni yo llego tan lejos siguiendo mi parloteo, me imagino que os estaréis realizando muchas preguntas ¿existe alguna relación entre el trabajo social y un centro social autogestionado? ¿Qué puede hacer la profesión en estos procesos? ¿Pueden estos procesos abrir nuevas vías al Trabajo Social?

Responder a estas preguntas con seguridad llevaría al traste mi tesis, sólo llevo 5 meses con ella y quiero disfrutarla más así que no lo voy hacer. 

¡Esperad! Lo que si prometo es ir informando de mis avances, aunque muchas veces me desviaré y acabaré tratando otros temas, es lo que tiene una disciplina que debe estar a pie de calle y es multidimensional.

He creado este blog para dar a conocer tanto a la profesión, como dentro de ella aportar mi granito de arena y más importante que esto dar a conocer procesos de cambio que se están dando en nuestras ciudades y no nos damos cuenta, las personas somos capaces de producir cambios.

Por si alguien se lo pregunta el título de la entrada está escrito también en asturiano, la otra lengua de Asturias.


Siempre intento lograr una coherencia entre mis acciones y pensamientos. Stalwick escribió “Una idea para cambiar el mundo debe, en primer lugar, cambiar la vida de la persona que la abriga”.