Hoy
escribo tecleando fuertemente a mi ordenador porque así me parece que mis
palabras se tiñen de la rabia o impotencia que siento, vengo de una oficina de empleo de orientación
laboral donde fui atendida por una técnica de empleo, me pidió el DNI y los
primeros minutos fue rellenar todos mis datos a través de él, así que pude
fijarme que su codo se encontraba debajo de la gran pila de informes de la que
iba a formar parte.
Al
comunicarle que no estaba empadronada en la ciudad su mirada ya presagiaba lo
que estaba por venir, le explique que no
podía ser beneficiaria del programa de garantía juvenil porque estaba
realizando un doctorado (Garantía es un programa de búsqueda de empleo para la
juventud y uno de los requisitos es no estar estudiando formación reglada) pero que no contaba con beca de ningún tipo y
por ello buscaba empleo, aunque mi prioridad era de Trabajo Social me abría a
cualquier oportunidad, aquí mi querida orientadora me indicó que no entendía
porque hacía un doctorado si la prioridad de la juventud tenía que ser el
empleo, esa formación me estaba robando oportunidades de contratos, que no
servía para nada y que si no me habían dado beca por algo sería y después siguió
con que yo debería preguntar en los recursos donde estuviera empadronada e intentarlo
ahí para no saturar, así estaba con mi familia como debía ser para una chica
joven como yo.
Con
los ojos como platos sólo pude decir que agradecía su opinión personal pero que
era totalmente opuesta a la mía y finalmente pedí cita para otro día con otra
persona.
Seguramente
sea de las pocas orientadoras laborales que piensa así, no lo se y quizás
prefiero no saberlo, pero de todo lo que me dijo que me veía mejor arropada en
casa que sola por otra ciudad en búsqueda de empleo y de oportunidades la que
más me deprimió y al final está relacionada con el resto.
¿Es
una realidad que yo, definida como mujer, me guste cocinar, cuidar de personas
y estar siempre guapa? ¿Es una realidad que yo, definido como hombre, quiero
siempre sexo, soy el jefe en mi trabajo y carezco de sentimientos?
Todas
estas preguntas lanzadas en los bares, en los muros de facebook o en mi
orientación laboral abrirían debates que llegarían hasta el feminismo (voz en
off: no lo llames feminismo… yo quiero libertad de elección, quiero igualdad,
quiero…) shhh… Yo lo llamo Feminismo, también Feminismos.
El
feminismo es como el orbayu, la lluvia asturiana que parece que no te moja y al
final estás empapada y nunca para., o al menos lo es para mí. Toda su historia
de lucha, me parece en cierta manera mía también, llegando hasta la actualidad, que esta
realidad que cada vez la siento menos mía algo puedo decir todavía.
Esta
entrada va por todas aquellas mujeres que me he encontrado por casualidad sus
historias en los libros que no eran de la escuela, por todas las mujeres que
aún no he encontrado y por todas las
mujeres que tristemente no encontraré que libraron batallas para que yo pudiera
llegar a tener una orientación laboral.
La
“declaración de los derechos del hombre y del ciudadano” es uno de los documentos más importantes de
la Revolución francesa ya que trata los
derechos personales, de la comunidad y además universales, sin embargo no se refería a las
mujeres. Olimpia de Gouges con su obra
“Declaración de la mujer y la ciudadanía”, reivindica los mismos derechos que para los hombres, a
favor del divorcio y de que las mujeres pudiesen tener cargos públicos, su fin
lo explica todo, fue guillotinada.
A
mediados del S. XIX podemos hablar del movimiento sufragista, una forma de organización de las mujeres sin
precedentes que nació en Estados Unidos, unido al abolicionismo. La situación
de la esclavitud hizo reflexionar sobre la propia que acontecía a las mujeres.
Este
movimiento fue en su inicio de clase media, las mujeres luchaban por participar
en la vida política, por el voto y la propiedad privada.
Sojourner Truth (1797-
1883) fue una activista por el abolicionismo y defensora de los derechos de la
mujer, evidencia la diversidad entre las propias mujeres, a pesar de los
elementos comunes. Las mujeres blancas hablaban de los intereses de ellas y de
la clase media, ella analiza los obstáculos de acceso al poder para la mujer.
No se puede hablar de la mujer en singular, hay que tener en cuenta la
ideología, etnia, estatus, etc. Mujeres, en mayúscula.
Aleksandra
Kolontái (1872-1952), rusa de origen aristocrático, toma conciencia de la pobreza en Rusia y se
aproxima a ideas marxistas. Fue una importante figura del movimiento obrero,
pero va más allá en asuntos feministas llegando a tratar abiertamente la
sexualidad de la mujer, el matrimonio homosexual, el sufragismo, el aborto libre y busca cambios dentro de la vida familiar con
la creación de guarderías públicas.
Margarita
Nelken (1894-1968) escritora, crítica de arte y política española que murió en
el exilio, en sus obras crítica la falta de educación sexual, y explica el
patriarcado.
Y
es que muchos de los temas tratados por ellas siguen vigentes hoy en día y
siguen siendo tabú, El feminismo engloba todo, ¿conocemos realmente nuestra
regla? ¿Me hice una mujer cuando me bajo por primera vez? También lo afectivo sexual, si, follamos y
nos gusta.
Se comienza la vida en pareja con la idea de
complementarse, la llamada “media naranja”. El hombre como portador de placer y
la mujer del cuidado, así es que en las parejas homosexuales buscamos quien
hace de hombre o de mujer, buscamos los roles impuestos. En definitiva, no
podemos quitarnos de encima estas prácticas, cuando cambian los roles, pasan a
ser “calzonazos”, “frescas”, etc. Es probable que se dé que cada uno ejerza
mejor su rol, ya que todos somos producto de la sociedad, de la socialización
en azul o rosa. Pero la falta de educación afectivo sexual contaminada además
por todas las historias novelescas, las canciones y la media naranja, un ser
incompleto que busca que le tapen con su otra mitad.
Si
no se tratan todos los temas nunca nos vamos a conocer y vivir a gusto y en una
relación de respeto con el resto de personas, nosotras tenemos el potencial para
crear el futuro, un futuro feminista, porque la igualdad es feminismo y querer
quitarle el nombre me parece uno de los grandes triunfos de la desigualdad para
desacreditar esta lucha. “Yo quiero igualdad, no soy feminista” Es una incoherencia
que nos han vendido y tras mi charla con mi orientadora laboral parece que con
éxito, aún queda mucho por hacer… Si esta entrada llega a otra persona y piensa
sobre el tema, aunque sea para debatir, se crean otras historias y ambas van
juntas de la mano habré cumplido mi objetivo.
Por
último, el Trabajo Social es feminista o no es Trabajo Social.